En mis talleres, habitualmente empleo una palabra que es de difícil traducción en muchas lenguas. A mis estudiantes las llamo “ladies” (damas), y esta palabra tiene un precioso sentido cuando nos referimos a la femineidad auténtica.

En el pasado, la palabra “lady” (dama) se usaba como título aristocrático señalando a una mujer que tenía riqueza, provenía de una buena familia, y era amable y educada. Sin embargo, el término “lady” ha sido también usado para referirse a una mujer que no responde a sus instintos básicos, que es suave pero está empoderada en sus actividades,  que es fuerte y elegante. También tenemos una palabra– que actualmente no se usa: “gentlewoman”, una “señora”, con un sentido similar a la mujer que es consciente de sí misma. (En inglés, todavía se usa “gentleman”, “caballero”, para describir al hombre empoderado que es elegante, amable y servicial.)

Una “lady” es una mujer que es consciente de sí misma, que reconoce su ego y sus miedos, pero que no permite que la gobiernen cuando interactúa con su entorno. Su amabilidad proviene de su empatía por los demás, que fluye de la confianza en sí misma y de su comprensión de quién es ella, de su autoconocimiento. Su amabilidad no significa que sea vulnerable; al contrario: significa que es fuerte, que está a cargo y plenamente consciente de su ira y sus emociones negativas y que es completamente capaz de expresarlas de manera tal que no impacte desfavorablemente en los demás. No es una mujer que revela su poder, o que usa su poder para dominar. En verdad, irradia su poder en su vida.

Una “lady” también está consciente de su cuerpo, moviéndose con elegancia y gracia. No necesita ser “hermosa” de acuerdo con la definición de belleza que tenga su cultura. En verdad, su belleza brilla a partir de la aceptación de su cuerpo y de la consciencia de su cuerpo al moverse e interactuar con su entorno.

Cuando observamos la cultura actual, vemos muy pocos modelos de mujeres semejantes a “ladies”; sin embargo, en el pasado, el concepto de ser una “lady” estaba asociado con la femineidad empoderada y con la Femineidad Sagrada. Las diosas recibían el título “The Lady”, por lo que ser “Lady de la Luna” implica caminar un sendero ancestral de expresión de nuestra divinidad y nuestro sistema cíclico de la femineidad auténtica con consciencia de nosotras mismas, autocontrol, empoderamiento, comprensión y empatía. ¡El mundo necesita mayor cantidad de “ladies”!

Un ejercicio para concientizarnos como “ladies”

Solo por un día, cualquiera sea la fase en el que te encuentres, sé consciente de tu cuerpo y de cómo te mueves.

Sé como una “lady” moviéndote con gracia. Siéntate o ponte de pie haciendo una figura suave, elegante, amable. ¡Recuerda que una mujer puede ser elegante y agraciada sin importar cómo esté vestida!

Ser consciente de nuestro cuerpo nos une de manera natural con nuestro empoderamiento femenino y nuestra elegancia intrínseca, y guía nuestros pensamientos al momento presente, ofreciendo paz y calma  en un mundo agitado.