Los primeros y cálidos rayos de sol acarician el bosque y la nieve comienza a derretirse lentamente. Un solo brote verde se asoma entre la nieve. Del brote cuelga una pequeña flor blanca, como una gota de nieve, que trae la promesa de las energías por venir.

Las energías de la vida comienzan a fluir lentamente. No es el momento de actuar, sino un tiempo de observar y proteger el primer brote que llega al mundo. La Tierra todavía recuerda la larga y fría noche del invierno y las energías de la Anciana Sabia, pero ahora siente el movimiento de lo que está por venir.

Sea que nos paremos sobre la tierra que pasa del invierno a la primavera, o la Luna comience a aparecer en el cielo después de ocultarse, o que observemos el mundo por primera vez después de la menstruación, sostenemos las energías de la Doncella.

En este despertar todavía nos encontramos en el oscuro mundo interno, pero bajo la nueva luz podemos modelar los sueños del alma y los deseos del corazón de la Anciana Sabia. Son estas semillas del útero oscuro que encenderán la pasión de la Doncella para actuar en el mundo. A medida que la luz crece, las semillas se convierten en una dirección y caminamos hacia ella con la confianza y la fuerza que surgen al seguir el camino de nuestra alma. Hay alegría, jovialidad y deleite a medida que crecemos y nos expandimos en el mundo, al explorar quiénes somos, desarrollar nuestras pasiones y habilidades y explorar nuestra feminidad y nuestras energías sexuales.

Por un momento, la Madre Naturaleza nos regala este tiempo para nuestro Ser, para crear una conciencia propia saludable y nuestra individualidad. Si abrazamos este momento y nos llenamos de la expresión de nuestro Ser, entonces tendremos una mayor posibilidad de dejar ir el ego cuando los arquetipos de la Madre y de la Anciana Sabia nos pidan hacerlo.

La Doncella es el inicio, pero no es el final. El mundo moderno pide resultados instantáneos (Doncella), pero la Madre Divina nos pide que crezcamos. La Doncella desea lograr una cosa y pasar a la siguiente, más emocionante, la Madre nos pide que profundicemos en la experiencia. Dentro de nuestros ciclos menstruales y dentro de los ciclos de la Luna y de la Tierra, recibimos el regalo de la energía para viajar en una nueva dirección, pero tenemos que andar el sendero, experimentar todos sus aspectos, vivirlo como Doncella, Madre, Hechicera y Anciana Sabia, antes de pasar a algo nuevo. Tenemos que darnos el tiempo para crecer.

En este momento entre la oscuridad y la luz,
Entre la cueva vacía y los campos abundantes,
Nos paramos como una joven sosteniendo la llama de nuestra feminidad.

Somos el deleite del llanto de un bebé y los primeros brotes de la rama,
Somos la nieve bajo los rayos del sol y las primeras gotas brillantes del deshielo,
Somos los animales que emergen de la hibernación y los primeros cantos de los pájaros,
Somos la delgada luna creciente en el dorado atardecer y la conciencia que encuentra las palabras para el deseo del alma.

En este momento de renacimiento,
En este momento del primer aliento y el primer paso,
Envuélvenos en tu amor, Madre,
y que nuestro despertar ayude a despertar a todas las mujeres.

(Traducción Karina Pelech)