Hace poco una mujer me comentó que ella había esperado que el trabajo en una comunidad de mujeres estuviera colmado de amor y apoyo mutuo. Y, sin embargo, estaba agotada de hacer tanto, de manejar choques de personalidad entre mujeres y de las críticas a lo que ella hacía sin que nadie se ofreciera a ayudar.
Nosotras, las mujeres modernas, aún tenemos mucho que aprender respecto de convivir con nuestra auténtica feminidad.
En este tema hay dos cuestiones en juego y ambas involucran a los arquetipos.
En nuestras vidas ocupadas y con muchas expectativas, la lista de cosas para hacer puede resultar abrumadora y procuramos lograrlo todo y satisfacer a todos con las energías de nuestros arquetipos Madre y Doncella. Nuestra percepción de quiénes somos viene de nuestros logros y productividad tanto como de nuestra capacidad de expresar amor y cuidar a otros. Pero parece que nunca es suficiente – y comenzamos a sentir que nosotras tampoco somos suficiente.
Muchos terapeutas sugieren construir ‘límites’, pero al arquetipo de la Madre no le agrada pues su energía es de apertura y cuidado hacia las necesidades de los demás. En cambio, podemos recurrir a nuestro arquetipo de la Anciana Sabia para recordarnos que sí somos suficiente en todo lo que hacemos. Tal vez no vaciemos nuestra bandeja de entrada o finalicemos la lista de cosas para hacer, pero aun así, somos suficiente tal cual somos. La Anciana Sabia sostiene a la Doncella diciéndole que hoy ha hecho lo suficiente. Sostiene a la Madre, diciéndole que hoy ha ayudado lo suficiente. Sostiene a la Hechicera diciéndole que es amada lo suficiente. Nos refugiamos en la Anciana Sabia.
Ahora bien, así como nosotras sentimos el estrés por las demandas de los demás, ¿empujamos también a otras mujeres hacia el agotamiento emocional?
¿Con qué frecuencia has expresado tu frustración o enojo con alguien, o has criticado sin empatía, has sido agresiva y has atacado o has abandonado una situación, para luego darte cuenta que estabas en fase Hechicera (premenstrual)?
Nosotras, las mujeres, tenemos la responsabilidad en nuestra fase Hechicera de abrazar sus energías de manera segura, sin lastimar a otros. Sus energías y sus relatos son poderosos, PERO no tienen nada que ver con la gente o situaciones que nos rodean; tienen que ver con cómo nos sentimos y escuchamos nuestra necesidad de amor y cuidados propios. Es tan sencillo recurrir a las redes sociales como terapia, pero, a diferencia de una verdadera sesión de terapia, en las redes sociales podemos herir, lastimar y causar dolor a otras personas con nuestras palabras.
Entonces, necesitamos reconocer que estamos en Hechicera. Ante una situación problemática, más que recurrir a la crítica y agresión necesitamos esperar hasta que estemos en otra fase, y entonces, ofrecer apoyo y ayuda. Pero sólo podremos hacerlo si le ofrecemos a la Hechicera los autocuidados que ella necesita.
Así que sólo por hoy, date cuenta que eres suficiente.
Sólo por hoy, si estás en Hechicera, protege a los demás y expresa tus emociones y patrones subconscientes en privado. Dile a los demás que estás en Hechicera para que puedan comprender. Satisface tus necesidades de cuidados propios.
Si todas reconocemos, comprendemos y vivimos nuestra naturaleza cíclica, entonces podremos sostener comunidades de mujeres de amor y apoyo mutuos.